22 nov 2007

Chatarra en Vitrina, por Chiara Rizo Patrón

Este es el título del artículo escrito por Chiara Rizo Patrón y publicado en la revista "Punto Seguido" del taller de periodismo informativo de la UPC en su número de Octubre pasado.

A continución copio la parte dedicada a nuestro proyecto, gracias Chiara por tan interesante entrevista.

Chatarra
en vitrina

La ciudad puede convertirse en la propia cantera del artista, el mismo entorno puede alimentarlo y proveerle de infinitos proyectos autosuficientes. De eso mismo se dio cuenta el escultor mexicano Victor Castro cuando paseaba por las calles de Lima, ciudad en la que reside hace ya 3 años. Él se preguntó ¿Por qué hacer un proceso tan complejo trabajando con otros materiales cuando hay muchos que son parte de nuestra vida cotidiana, y hasta son despreciados en un momento determinado? Latas, aluminio, piedras, fósforos, discos, ladrillos, son solo algunos de los objetos que ha recolectado y que han sido utilizados para realizar sus piezas de arte. Ahora está trabajando en la recolección de tapas de plástico, junto a una cadena de recolectores voluntarios, que se ha extendido a más de mil personas. Todos buscan entusiasmados llegar al conteo del primer millón.

Intervención Ciudadana

¿Se imagina al Sanguchón Campesino, al restaurante San Antonio, a una trabajadora de Pepsi, a la directora del Museo de Arte de Lima, al bar Juanito, a oficinas de Integra, bodegas, colegios, niños, jóvenes y adultos, recolectando tapas, escribiéndose e-mails, unidos por un mismo fin, sin ni siquiera conocerse? Victor Castro convocó a un grupo mediano de personas para un proyecto anterior hecho en base a latas, y fue allí donde percibió un desborde de voluntad colectiva y un cambio de actitud. Ahora, en vez de decir ‘ayúdame’, dice ‘ayúdanos a recolectar’, porque es una valoración no solo de la pieza, sino de la fuerza ciudadana. Las personas no solo toman la decisión de no votar las botellas, sino que recolectan las tapas, limpian el objeto, lo acopian y muchas de ellas también se involucran dando nuevas ideas.

Este charro mexicano no definiría su trabajo como reciclaje, pues utiliza el objeto tal cual lo encuentra. “El reciclar es para mi despreciar el pasado del objeto, o sea, eres bonito, eres útil todavía, pero te vamos a fundir por completo y te vamos hacer de nuevo una lata. Es desmeritar el material”. Además, la diferencia está, como dice él, en la acumulación de los objetos, la cual proviene de la influencia, de hace más de 15 años, de la música repetitiva de Philip Glass; de jugar con los múltiplos del número 11 y la idea de conformar sus piezas con formas que, juntas, a su vez hacen la misma forma. Pero detrás de esta configuración lúdica, hay una exploración profunda y continua de todas las propiedades del objeto. “Yo pienso junto con los objetos”.

No es un proyecto mesiánico

Aunque detrás de este proyecto hay una cooperación ciudadana, el trabajo del escultor no busca ningún tipo de denuncias. “No me gusta que mi trabajo tenga una bandera específica, pero si a través de lo que haces puedes hacer un comentario, pues qué interesante.” Es así que hizo un experimento, en donde no solo se difundía la recolecta de tapas, sino que sugería aplastar la botella. “Allí hay un comentario, porque la basura es 80% aire”. También hubo, según cuenta el artista, personas que dejaron de comprar leche en tarro y ahora la compran en bolsa; como también personas que comenzaron a limpiar sus desperdicios, pensando en la gente que busca en la basura.


Pieza monumental

Son 90 mil tapas acumuladas hasta el momento y hay miles en tránsito. El objetivo es llenar 121 contenedores de vidrio de 121cm de altura y exponerlos en un parque entre Marzo y julio del próximo año. Estas representaran torres, plantas extrañas, lo que la gente quiera interpretar, pero para Victor se trata de una cuestión de fe, de que todos vean los resultados de una escultura lúdica y colorida, hecha también para niños, donde la gente podrá caminar entre las columnas llenas de tapas y pensar ¿y qué pasó con las botellas? ¿Las aplastamos, las dejamos así nomás? y ¡plofff!, dice él, la proyección va a ser inmensa y él saldrá muy contento.

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