3 feb 2009

121 contenedores, Escultura social de Victor Castro. Texto de Giuliana Borea

121 Containers
Social Sculpture of Victor Castro


Quantity is a quality in itself. One by one bags, bottles and improvised sorts of containers, that were located in differents areas of Lima city, were being filled. Tops, key elements of this work and of a whole process of collection, that has lasted two years, were accumulating until reaching the million which are being exhibited in this public park today.

Several colors and brands show our consumer preferences. Diversity, which is also expressed in the multiple actors who participated in the collection process: kids and adults, men and women, workers, businessmen, housewifes, etc. gathered their tops, generating extensive networks; some institutionals like schools, kindergartens and universities, others less formal like groups of friends or frequent customers of some bars and restaurants.

This accumulation one by one shows the literal possibility to achieve big aims with everyone´s grain of sand, in this case with a “top”. This project is in dialog with notions of the aesthetic of acumulation; relational aesthetics and social sculpture. The simplicity of the project´s display aims to highlight the complexity of its process: the sculpture is the process and the product; the collection of an element and the containers being full of them; the action of all the participants and its materialization in these modules. The number of modules, 121, is not an aleatory thing here. It is the multiplication of the cabalistic number of the artist, 11, by itself, producing a kind of mathematical perfection following Castro´s principles.

121 containers is an artistic and social process, a product and a result of an action with enviromental consequences. The top collecting process was linked with the artist´s request to crush the bottles. From this small gesture we are able to achieve a significant reduction in the volume of our waste. A million tops considers the question: where are the million of bottles? A simple question that generates within the spectator and actor different reflections about their responsability with the environment and the importance of recycling.



Giuliana Borea
January 2009

Curator: Jorge Villacorta


121 Contenedores
Escultura Social de Victor Castro

La cantidad es en sí una cualidad. Una a una fueron llenando bolsas, botellones e improvisados tipos de contenedores que se ubicaron en diversos puntos de la ciudad de Lima. Las tapitas, elementos protagónicos de esta pieza y de todo un proceso que ha durado dos años, se fueron acumulando hasta llegar al millón, que hoy se exhiben en este parque.

Múltiples colores y marcas ejemplifican nuestras preferencias y tipos de consumo. Diversidad que también se expresa en los actores que participaron en el proceso de recolección: niños y adultos, hombres y mujeres, obreros, empresarios, amas de casa, etc. recolectaron sus tapitas conformando extensas redes; unas más institucionales como colegios, nidos y universidades, y otras más informales como grupos de amigos y consumidores frecuentes de algunos bares o restaurantes.

Esta acumulación de uno a uno da cuenta de la posibilidad literal de cumplir grandes objetivos con un granito de arena, en este caso con una “tapita”. Y es que esta pieza dialoga con nociones como la estética de la acumulación; estéticas relacionales y escultura social. Lo concreto de la presentación del proyecto quiere resaltar la complejidad de su proceso: la escultura es el proceso y el producto, es la recolección de un elemento y los contenedores llenos de estos, es la acción de todos los que participaron y la materialización de ella en estos módulos. Aquí el número de módulos, 121, no es aleatorio; es la multiplicación del número cabalístico del artista, el 11, por sí mismo, generando una especie de perfección matemática desde los referentes de Castro.

121 contenedores es un proceso y un producto artístico, social y resultante de una acción de consecuencia medioambiental. El proceso de juntar las tapitas vino acompañado de la solicitud del artista de que cada uno de los recolectores aplastara su botella. De este sencillo gesto se deriva una significativa reducción del volumen que ocupa nuestros desperdicios sólidos. Un millón de tapitas lleva a la pregunta de dónde están el millón de botellas, una simple interrogante que genera en el espectador y actor diversas reflexiones acerca de su responsabilidad para con el medioambiente y la importancia de reciclar.


Giuliana Borea
Enero 2009


Curador: Jorge Villacorta

Notas de Prensa: Revista Caretas MONOLITOS por Luis E. Lama


Reproduzco aquí la nota que escribe Luis Lama en la revista Caretas el Jueves pasado.

Monolitos
Víctor Castro es un artista mexicano que radicó en España antes de venir al Perú. Al instalarse entre nosotros comenzó a hacer exposiciones escultóricas que mostraban un camino radicalmente distinto al acostumbrado en Lima. Eran piezas que en cierto modo recordaban al Richard Serra de los comienzos, pero sin tener ninguna relación decidida con él. Más reciente fue la sobresaliente estructura de madera con líneas fosforescentes que presentara en la primera exposición que hizo el MAC de Barranco. Desde hace más de un año Víctor Castro se ha convertido en un "recolector" y no era extraño ver las bolsas colgadas en la que se solicitaba al público depositar allí las tapas de las gaseosas. La tarea fue titánica, pero valió la pena hacerlo, porque el resultado es una obra que constituye todo un espectáculo en los altos de Larcomar. Grandes contenedores transparentes, que muestran en su interior de miles de pedazos de plásticos multicolores que promueven la reflexión: Si un artista colocando bolsas en sitios muy puntuales para recoger su material ha sido capaz de conseguir una cantidad tan enorme, no es difícil imaginar la descomunal capacidad de desperdicio que somos capaces de arrojar, malogrando más el desastroso ambiente en el que habitarán nuestros hijos y nietos.Es por esta razón que considero un acierto el apoyo prestado por Manuel Mas[ias, Alcalde de la Municipalidad de Miraflores, junto a Antonio Brack, Ministro del Ambiente para lograr que estos 121 contenedores fueran finalmente exhibidos como una ¨escultura social¨. En realidad, de la forma como están exhibidas, se trata de una intervención al parque Salazar al que han añadido una correcta iluminación para que pueda ser apreciado de la manera más adecuada por la abundante cantidad de personas que deambula por la zona.La propuesta está bien exhibida y tan felizmente ausente de toda evidente intención didáctica, que permite que en el parque predomine el aspecto plástico de un artista que partiendo de un criterio conceptual ha logrado hacer realidad un proyecto de dimensiones titánicas para nuestro medio.No es difícil imaginar el esfuerzo realizado por Víctor Castro para realizar su trabajo y, sobretodo, hacer entender que se trata de una obra de arte y es allí donde radica uno de los mayores aciertos de un admirable empeño que finalmente logró hacer realidad un proyecto que entre nosotros suele ser utópico.Si bien el público es el que ha aportado la materia prima, las principales herramientas de Víctor Castro han sido la fe y la paciencia, recursos poco abundantes en cualquier ambiente profesional en nuestros tiempos. Por eso resulta paradójico que esta exposición hecha con material de desecho pueda lograr una armoniosa espiritualidad debido a todos los elementos que aquí participan en conjunción con la naturaleza. Todos estos monolitos, que sin ninguna estridencia, a diferentes horas del día, imponen su presencia en el paisaje urbano.Es necesario hacer una mención especial a la tarjeta de invitación (ver foto). En ella Víctor Castro ha colocado los contenedores como si fueran monolitos flotando en el espacio, haciendo inevitable relacionarlo con el monolito de 2001, salvando las distancias de lugar. La tarjeta, por sí sola, es una obra de arte que vale la pena conservar.


2 feb 2009

Notas de prensa: Revista Biosfera, Reutilizar es un Arte.

Durante el mes de noviembre pasado que participe en el PEPENAFEST en Cholula Puebla tuve varias entrevistas con distintos medios, una de ellas fue con Alettia Herrera y Karla Gonzalez de la revista Biosfera, aqui la primera parte que ya fue publicada.

Reutilizar es un Arte.
En el recorrido por el Pepenafest, nos encontramos a un personaje muy peculiar, por su forma de producir arte. Su nombre es Víctor Castro es un escultor mexicano que radica en Lima Perú. Desde la plataforma del arte integra distintas cuestiones, principalmente se centra en el trabajo escultórico. Tiene una Maestría en Educación del Arte y otra en Museología. Su obra nos parece muy novedosa ya que considera, que su fin es totalmente artístico y no ecológico, pero hay que recalcar que la labor que ejerce, ayuda al Medio Ambiente. Se destaca por su originalidad ya que los materiales con los que trabaja los recolecta a través de la ayuda de la comunidad, entre los que podemos mencionar actualmente botellas de pet y tapas. El concepto que maneja es muy interesante, por lo que te recomendamos conocer su propuesta.
Revista Biosfera: ¿Cómo es tu proceso creativo?
Víctor Castro: Mi trabajo en los últimos años ha venido a configurar desde un sistema de trabajo colectivo, donde los materiales, los recolecto a través de la ayuda de la gente, mis procesos son muy lúdicos, es decir, juguetones, mi trabajo es constante, todos los días en el taller me gusta estar moviendo materiales, me gusta estar haciendo procesos monótonos, repetitivos y a través de ese trabajo, aparecen los distintos proyectos y formas que genero.
RB: ¿Cuál es tu principal fuente de inspiración para realizar tu obra?
VC: No creo que exista la inspiración, el trabajo constante es lo que te va dando las ideas que siguen, mi trabajo se basa en un sistema de repetición de formas, combino un sistema de secuencia con secuencia, por ejemplo, estoy trabajando con un material enlazando y de repente me aparece una siguiente idea, entonces empiezo a investigar, descubro un material diferente o nuevo, veo las posibilidades que tiene este material dentro de mis sistemas de trabajo y así surgen nuevas cosas.
RB: ¿Cómo surge la idea de trabajar con materiales reciclables?
VC: Básicamente fue casualidad, no decidí trabajar con material reciclado, de hecho no uso la palabra reciclado, uso la palabra reutilizar, dentro de los procesos de reducir y reciclar me quedo con reutilizar, porque estoy recuperando materiales útiles que otros ya no utilizan. Lo que para otros es basura para mi es un material que apenas empieza a tener posibilidades, a través de este proceso de análisis proto-seudocientífico que me gusta utilizar, aparecen las cosas. Nuestro universo se reduce, al mismo tiempo colapsa y se expande, entonces lo que empieza a suceder en el entorno te empieza a llamar la atención y al mismo tiempo, el no tener un taller con todas las de la ley, bien establecido. Y empiezas a echar mano de cosas que andan por ahí rondando, desperdicios inorgánicos que todavía tienen utilidad.
RB: ¿Cómo es que llegas a Perú? ¿Es por qué el dicho dice nadie es profeta en su tierra o cómo es que te vas?
VC: Salgo de México para estudiar una Maestría en Museología, en España, Valladolid y ahí conozco a la que ahora es mi esposa, entonces estuvimos un tiempo en Madrid haciendo otra beca, trabajando en museos y después decidimos irnos a vivir a Lima. Mi proceso de recolección de materiales alternativos tiene que ver con este proceso de estar fuera y por términos de cuestión personal. “Es muy bonito, no lo veo como nadie es profeta en su tierra”, sino cuando tú estas en un lugar distinto la gente presta una atención diferente a tu trabajo, eres distinto desde tus costumbres, tu forma de hablar, fisonomía, tu manera de pensar viene con otras raíces, la forma de entender las cosas es diferente, entonces eso siempre absorbe.
De alguna manera me aprovecho de eso, soy consciente, no soy abusivo, tengo una oportunidad, al tener una visión diferente a la gente del lugar y poder aportar otras cosas. De ahí, se ha ido derivando todo, como el que la comunidad me apoye muchísimo, porque de pronto en Lima surgió, que alguien con la frescura del mundo y que soy desenfadado les pidiera cosas para ir trabajando, les pareció muy curioso y simpático, se empezó a deshacer una bola de nieve, es una cosa inmensa, cientos… miles de personas trabajando conmigo, tantas que no conozco.
RB: ¿Cómo te sientes el que la gente te apoye en ese aspecto?
VC: Me parece super importante, porque trabajo mucho con niños, siempre les mencionó, que ellos son mis vitaminas y que al juntar materiales en este caso, tapas de plástico, me están dando los nutrientes necesarios para desarrollar mi trabajo, al mismo tiempo los identifico como un gran equipo, sin el cual no puedo hacer nada, mis ideas no se van a materializar, esto de alguna manera me permite dialogar, generar empatía y en ese momento hay un reconocimiento de mi parte hacia ellos como parte fundamental en mi proceso. Este tipo de piezas que estoy realizando están dentro de la escultura social, y esta va más allá de un proyecto terminado, lo importante es todo el diálogo que estamos haciendo en medio, los resultados van ser el fin de todo este proceso, pero la experiencia personal o colectiva que estamos teniendo es muy potente, y eso para mi vale bastante.
RB: ¿Con qué otro tipo de materiales trabajas?
VC: Básicamente con cualquier tipo de material que se pueda conseguir en cantidad infinita, que se puedan secuenciar de alguna manera y que estén ahí, sean comprados o desperdicios domésticos o industriales. Es decir, una cosa te lleva a otra, es secuencia con secuencia. He trabajado con fósforos, con plomo, con latas, con piedras, con tapas, con maderos viejos, con cualquier objeto.
RB: ¿Cómo recolectas tu material, tienes algún centro de acopio?
VC: si, centros de acopio son: colegios, universidades, oficinas municipales, trabajo con un municipio en particular en la ciudad de Lima, donde se va a colocar la escultura; también en sus oficinas municipales diversas, de hecho la Alcaldía tiene contenedores para echar tapitas. En espacios públicos también tengo autorización, mi sistema de recolección es autosuficiente, utilizo botellas vacías como contenedores de las tapas y al mismo tiempo las botellas se convierten en otras piezas, como la escultura que hice en Cholula, los mismos módulos que contienen la misma pieza, estoy tratando de aprovechar lo más que pueda, lo que se genera.
RB: Esos centros de acopio están en Lima ¿y en México tienes alguno, dónde?
VC: En Cholula se desarrolló bajo el mismo sistema, le llamo auto-contenedor, a agarrar una botella grande y cortarle el pico. De igual manera se colocaron en colegios, universidades, en diferentes espacios, cualquier sitio donde haya un espacio para una botella que no estorbe, es bueno para generar un contenedor. Eso se realizó para colocar la escultura que hice. En México aún no tengo un centro de acopio, tengo un interés muy grande, este proyecto te permite dialogar, a la gente le interesa mucho la parte medio ambiental, en el proceso de realización de mi obra invito a la comunidad a colaborar en mi proyecto escultórico, es decir, ¡junta tu tapa, aplasta la botella, como un acto escultórico! Y eso no es falso, mi principio no es medio ambientalista es artístico, pero soy consciente y responsable de que existe este valor. Entonces mientras pueda trasladarme a diferentes espacios y dialogar con diferentes comunidades bajo este mismo sistema, lo voy a seguir haciendo. Me interesa porque a fin de cuentas lo que esta ahí colgado es mi escultura, la puedo hacer por cualquier parte del mundo donde haya el material que me interesa, la voluntad y disposición de la gente que es lo más importante.
RB: Como artista ¿qué consejo le darías a la gente para que tomará conciencia acerca de la basura y reutilizarla?
VC: Desde cosas tan simples como lo que estamos haciendo con los niños, dando talleres de objetos útiles. Hasta ¿por qué el petróleo nos ha hecho tanto daño?, porque no se crea ni se destruye solo se transforma y se transforma en cosas malas; esto no los enseñaron en la escuela, pero casi nadie lo tiene presente en la vida cotidiana; pienso más en ese principio que en una ley de la Física, por eso siempre estoy buscando posibilidades de usar hasta el último residuo, ver que cosa puede suceder con el. Le aconsejaría que sea un poco más consciente, sobre todo como dicen las 3R’s, lo primero que tenemos que hacer es tratar de reducir nuestro consumo de ciertos materiales, por ejemplo:
Si vas al supermercado, te puedes llevar tu propia red o bolsa
Si vas a la tienda de la esquina a comprar pocas cosas y te dan un bolsa de plástico ¡no la aceptes, llévatelas en la mano!
>>Después viene reutilizar, por ejemplo:
Si vaciaste una botella de agua y en tu casa tienes filtro, ¡no compres otra botella, llénala otra vez de agua! Con la misma botella puedes hacer un macetero o hacer otra cosa, es decir, buscar de que manera te puede servir esos materiales inorgánicos.
Pues ahora ¡recicla las demás!, aplastar, colapsar la basura, los desechos sólidos reciclables o inorgánicos es muy importante, porque la mayoría son volumen, son empaques que contienen algo, pero una vez que nosotros desocupamos esos productos, ¿que hay adentro?, aire solamente. Entonces si los desechamos sin aplastar estamos tirando burbujas de aire a la basura y dicen que hasta el 80% de una bolsa de basura es aire. Si nos acostumbramos a colapsar, separar, aunque no seamos los que llegamos a reciclar y sacamos de esa manera la basura, el camión lo recoge, las personas que están en contacto con la basura, van a detectar una bolsa de material reciclable, que es para ellos un pedazo de oro, porque vale dinero; le pregunto a la gente, ¿que sentirías que llegarás a tu oficina y sobre tu escritorio estuviera la mitad de tu trabajo hecho?, todo mundo sonríe, eso es lo que siente un reciclador cuando encuentra una bolsa de material separado y limpio. El proceso de material, es de la gente, es decir, sacudes un poco su curiosidad, creatividad y conciencia; que trate de reducir, reutilizar y por último reciclar, parece muy complejo, pero cada acto de estos nos lleva más de un segundo, tanto aplastar una botella como ponerla dentro de una bolsa y llevarla contigo al super.
El discurso medio ambientalista, es dramático, desesperanzador y nos asusta, es como si te dijeran te vas a morir de cáncer en un mes, y sigues fumando. En conclusión, debemos de tratar de utilizar estrategias divertidas.
RB: A las personas que te ayudan les llamas recolectores ¿de dónde salió?
VC: La idea de recolector surgió porque me bautizaron así en una nota de prensa, en mi primera exposición en Lima, la nota decía: “un recolector de arte caminando por la ciudad”, entonces de ahí salió mi nombre soy un recolector, y me gustó. Mi primera muestra me impacto mucho, porque era totalmente distinto el trabajo, la escultura se entendía como algo muy formal, madera, metal, piedra, cosas muy académicas, había gente que estaba experimentando con otras cosas, pero tuve la suerte de hacer un impacto muy intenso, les llamó la atención el que mis materiales sean recolectables, porque es muy fácil trabajar con cosas en desuso. Ir a un mercado o visitar lugares donde hay cosas antiguas, no es igual a andar buscando, caminando por los rincones de la ciudad. Así fue como había que bautizar el proyecto, soy un recolector, quién lo diga es el recolector, si tu lo repites eres un recolector, así les llamo y les encanta.
No se pierdan la continuación de este episodio, en el siguiente ejemplar de Biosfera…
Revista Biosfera
La Revista del Medio Ambiente