27 ene 2009

Resultado del taller en el Ficticio Espacio la Fábrica Tomada

El viernes pasado fui invitado a dar un taller a un grupo de chicos en el recién inaugurado Ficticio Espacio la Fábrica Tomada, promovido por el Proyecto Cultural Noviembre en Chorrillos.

la invitación cursada por correo electrónico fue la siguiente:
Culminado su proyecto 121 CONTENEDORES, ESCULTURA SOCIAL, que duro 2 años, el escultor mexicano VÍCTOR CASTRO se apresta a inaugurar el ficticio Espacio LA FÁBRICA TOMADA - espacio concebido por el Proyecto Cultural Noviembre, en las instalaciones de la Institución Educativa Príncipe de Asturias Mi Dulce Hogar - , a través de la presentación del portafolio del proyecto SOY UN RECOLECTOR para finalizar con un taller de reciclaje creativo, el cual está dirigido a niños y niñas de 8 a 12 años y maestros y maestras interesados/as en la propuesta.
Día:
Viernes 22 de enero
Hora:
10 AM

Lugar:
Ficticio Espacio La Fábrica Tomada
(camino a los pantanos de villa + delicias de villa + frente al ex - cine lima + chorrillos)
Ingreso libre
Capacidad limitada
(traer una botella de plástico + una caja tetrapack)

Sobre todo al principio estaba intrigado por el formato, presentación de portafolio a chicos, pero una vez ahí quedé sorprendido por lo atentos que podían estar los chicos asistentes, no pararon de participar y hacer preguntas, fue muy interesante que estuviera presente la gente de NAPA (no apto para adultos) canal de televisión por internet para niños y adolescentes: http://napa.com.pe/ ya que tuvieron la oportunidad de documentar lo sucedido. aquí un breve resumen y algunas imágenes que nuestro amigo Elvis Mendoza, promotor del proyecto, nos envía.

A la par de explicar mi trabajo y la forma en que utilizo los materiales, los chicos estuvieron muy interesados en dialogar sobre el cómo y para qué separa los desperdicios domésticos.

Preparamos un taller donde con algunos materiales reciclables algunas cosas adicionales, todos estuvieron muy motivados y contentos de realizar sus propuestas.


Al finalizar sus piezas, me dí la oportunidad de mostrarles un par de esculturas mías en vivo, muy interesantes sus comentaros y observaciones.
Añadir imagen
Al finalizar todos se fueron muy contentos y yo me quede lleno de una energía maravillosa, gracias Elvis, gracias chicos

25 ene 2009

Más Fotos: Reinhard Augustín

Como ya comenté, me sorprende ver cuando paso por el parque Salazar, la gran cantidad de gente que toman fotos a la escultura y que se retratan con ella, es espectacular el hecho de sentir que la gente se apropia de este conjunto. insisto en que me gustaría poder publicar esas fotos aquí en el sitio del proyecto.
Ayer me acerqué a tres personas que tomaban fotos para solicitarles me las enviaran, Reinhard muy amablemente me las ha hecho llegar. aquí sus fotos.
Gracias!





Notas de prensa: ESCAPE- Se destapa una escultura

Reproduzco aquí la nota publicada el viernes 23 de enero en el suplemento Escape del diario El Comercio.

Se destapa una escultura

El artista mexicano Víctor Castro develó “121 contenedores”, resultado escultórico de la campaña Soy un Recolector, de trasfondo ecológico

Víctor Castro presenta la escultura “121 contenedores”, resultado del proceso de recolección de tapas de plástico como parte de la campaña Soy un Recolector, en la que han participado cientos de personas, gracias al apoyo del Ministerio del Ambiente, la Municipalidad de Miraflores y la empresa privada.
La campaña Soy un Recolector se mantuvo vigente durante dos años en distintos lugares de Lima. Colegios, restaurantes, oficinas y bodegas fueron algunos de los centros de acopio donde niños, jóvenes y adultos acudieron a dejar sus tapas. La iniciativa buscaba reflexionar sobre nuestra producción de basura y la importancia del reciclaje. A lo largo de los meses de agosto, setiembre y octubre del 2008 se llevaron a cabo los Sábados Recolectores en el Parque Central de Miraflores. Todos los sábados, Víctor Castro, artista mexicano promotor del proyecto, explicaba el proceso y su importancia. La solicitud era simple: separar la tapa y aplastar la botella para reducir el volumen que ocupa en la basura; asimismo, se solicitaba de ser posible llevar las botellas por reciclar aplastadas. Lo particular del proyecto es que a través de un juego artístico se genera una reflexión en la sociedad en su conjunto: el objetivo fue juntar un millón de tapas de botellas descartables para hacer una intervención en el parque Salazar. El resultado de todo este proceso artístico es simbolizar y demostrar cómo la voluntad colectiva puede propiciar cambios. Castro contó con el auspicio de la Corporación Miyasato, la Corporación José R. Lindley, la Fundación BBVA Banco Continental, el Centro Cultural de España, Alta Tecnología Andina y la colaboración del Movimiento Nacional de Recicladores del Perú y la campaña Clima de Cambios de la PUCP.
PARQUE SALAZAR. Larcomar (Av. Malecón de la Reserva 610, Miraflores).

24 ene 2009

Arte Nuevo: '121 contenedores' y la escultura social de Víctor Castro

Reproduzco aquí la nota que publica nuestro amigo Miguel López en su blog Arte Nuevo.

El artista mexicano Víctor Castro dio por inaugurada públicamente, la semana pasada, su escultura social titulada 121 contenedores. Sobre el trabajo de Víctor Castro he hablado en innumerables oportunidades en este blog ya que hemos colaborado estrechamente en más de una oportunidad. Se trata de un trabajo escultórico concebido como una obra en proceso permanente, que se alimenta de la colaboración y el intercambio con otros miembros de su comunidad. Desde su estancia en Valladolid, cinco o seis años atrás, Castro derivaría sus experimentación escultóricas hacia el acopio de pequeñas varillas de metal que dejaban las máquinas barredoras por las calles, y luego ayudado por la repentina colaboración de sus compañeros. El trabajo de Castro entonces -quienes hayan tenido la suerte de ver las imágenes lo sabrán- estaba particularmente signado por una intersección entre el azar y la movilidad de la pieza, generando procesos múltiples del armado de las esculturas en una pequeña mesa. La pequeña historia no es accesoria ya que señala claramente la relación de Castro con los materiales, con los cuales literalmente se tropieza para investigarlos, entendiendo sus formas de relación con el entorno a fin de múltiplicar y alterar sus consecuencias.

Castro tuvo su primera individual en Lima en 2005, en la galería Punctum de Jorge Villacorta -quizá por eso sea bastante simbólico que en una de las últimas entradas de su blog Víctor diga: "Jorge Villacorta puso la primera tapita"-, donde mostraría precisamente sus formas de construcción escultórica donde al acopio se le sumaba un ordenamiento matemático en torno al número 11 y cierta poética del objeto encontrado. Sobre ello, para su exposición individual en el Museo de San Marcos titulada Elementos (2006), escribí: "Su relacionalidad matemática -su obsesiva relación con el número 11- y su consición formal aluden, en su paradójico modo, a un ordenamiento circunstancial del mundo casi delirante. Lo cual se ve reforzado también por la habitual negativo de Castro de fijar perdurablemente sus propios elementos, apostando en cambio únicamente por la tensión, superposición y acumulación de cada una de sus partes: cada 'obra' es también un momentáneo y personal tanteo -una escultura temporal, si se quiere-". Lo que me llamaba la atención entonces era la posibilidad de las esculturas de Castro de convertirse permanentemente en otra cosa, reincorporando elementos de una 'obra' hacia otra, en una suerte de re-ensamblaje incesante. Quizá lo que no pude advertir por completo entonces era que Castro haría del propio movimiento de los materiales -del movimiento en sí mismo- el eje central de su producción posterior.
Creo que 121 contenedores es precisamente la pieza que mejor señala ese giro radical de su trabajo hacia un tipo de desmaterialización que encuentra en las redes y en los vínculos de colaboración su principal propuesta. Así, los 121 contenedores de vidrio conteniendo las tapitas de colores se convierten en una suerte de construcción temporal que sirve no como obra en sí misma, sino el modo de mostrar un estadio del proceso de recolección. Es sorprendente ver cómo un llamado simple de colaboración diseminado por el espacio público es capaz no solo de convocar la ayuda y el interés de la gente, sino además incorporar, en sus propios hábitos cotidianos, estas formas de acción. Se trata sin duda de una dimensión extraterritorial al arte mismo, que desborda las dimensiones meramente formales para instalar nudos de experimentación en el ámbito diario, instancias de observación sobre aquello que nos rodea y que aparente carece de sentido al no estar incorporados en nuestra dinámica de capitalización económica directa.

22 ene 2009

Fotos de nuestra amiga Dani Paz

he podido observar como mucha gente se esta tomando fotos frente a la escultura. eso me pone muy contento, nuestra amiga Danii Paz nos hizo el favor de pasarnos algunas de las suyas para publicarlas.
me gustaría recibir más fotos de la gente que se retrata ahí.





21 ene 2009

121 contenedores, video de Youtube subido por nuestro gran amigo recolector José Bazo

GRACIAS JOSE POR EL DOCUMENTO

Notas de prensa: Victor Castro: “Desde el arte se puede trabajar a favor de la protección del entorno”

Entrevista con Sofía Pchihua de Revista digital Número Zero

Victor Castro: “Desde el arte se puede trabajar a favor de la protección del entorno”

20 Enero 2009

Texto: Sofía Pichihua
Fotos: José Luis Contreras

victor castro
Víctor Castro, Vanessa Vereau y Manuel Masías

Una escultura social nombrada “121 contenedores” es lo que Victor Castro, joven escultor mexicano, presentó el 19 de enero durante la puesta de sol ante decenas de curiosos en el Parque Salazar.

Victor no está completamente seguro de cuántas tapitas de botellas hay, sin embargo, calcula que cada contenedor de 121 centímetros de altura tiene más de 7 mil chapitas. En su breve discurso durante la inauguración de su obra muestra un profundo agradecimiento a sus amigos recolectores y a las autoridades peruanas que han apoyado este proyecto.

El acto tuvo un toque formal ya que el alcalde de Miraflores, Manuel Masías, la viceministra de Desarrollo Estratégico de Recursos Naturales, Vanessa Vereau y el creador de la escultura fueron los encargados para el ‘corte del lazo inaugural’ de la exposición.

UNA LARGA ESPERA

dsc_4623Victor cuenta que “todo mundo fue muy dispuesto a participar” debido que instituciones y personas de todas las edades se acercaron en algún momento a este artista en sus jornadas sabatinas de recolección desde dos años atrás en el parque Kennedy de Miraflores.

Una ‘escultura social’ tiene un sentido profundo ya que busca y necesita de la interacción de las personas. El llamado de Victor en su campaña “Soy un recolector” fue escuchado por incontables personas. La esposa de Victor, Giuliana Borea, considera la importancia de cómo “gente anónima han ido cooperando en un proyecto” del que formaron parte esencial hasta su culminación.

La unión buscando lograr un mismo objetivo es lo que forman redes sociales. Vanessa Vereau destacó la paciencia de Victor, pero no dejó de resaltar la larga espera -lo que le hizo pensar que “tenemos mucho por hacer en cuanto cultura ambiental se trata”.

Mientras tanto, el burgomaestre miraflorino considera que gracias a la voluntad de Victor Castro y la colaboración de muchas personas se ha podido lograr algo que “es mucho más que una obra de arte”.

VOLUNTAD PARA CAMBIAR

dsc_4517“Desde el arte se puede trabajar a favor de la protección del entorno” exclama Victor Castro, motivando la participación de todos en más proyectos como este.

“Se imaginan esa cantidad de botellas -que acompañan esas chapitas- chorreadas en el piso, probablemente tendríamos en lugar de esa hermosa escultura, un gran cerro y cúmulo de basura”, explica Vereau en representación del ministro del Ambiente, Antonio Brack Egg, quien apoyó el proyecto pero no se hizo presente en el evento. De igual forma, no hubo un representante de Clima de Cambios, campaña por iniciativa de la PUCP, sin embargo, sabemos que colaboró con la idea de Victor Castro.

La realidad nos muestra que ignoramos o no queremos escuchar consejos que son importantísimos para vivir en un ambiente saludable y seguro. Asimismo, según Masías lo que busca este trabajo es “despertar en nosotros esa conciencia de conservación”.

+ BREVE PERFIL DEL ESCULTOR
Mexicano. Cuenta en una entrevista a Perú.21 que su red recolectora inició en un viaje a España, una tierra desconocida para él en ese momento, donde agarró costumbre de guardar latas de atún sin saber la razón hasta que le encontró sentido al pensar en armar una escultura con esas piezas. Se casó con una peruana que conoció en el país conquistador y viajó al Perú para hacer una obra similar, luego terminó juntando chapitas. Tiene un blog llamado “Soy un recolector” mediante el cual promovía su proyecto.

notas de prensa: entrevista con Alberto Revoredo de El Comercio

Alberto Revoredo de El Comercio

ENTREVISTA. Víctor Castro

Un mensaje en la botella

MAÑANA, A LAS 6 P.M., EL ARTISTA MEXICANO DEVELARÁ LA ESCULTURA QUE HA CREADO A PARTIR DE TAPAS DE BOTELLAS DE PLÁSTICO LO MÁS INTERESANTE DE ESTE PROYECTO HA SIDO EL PROCESO PARTICIPATIVO

Por Alberto Revoredo

En el diálogo con el artista Víctor Castro, en una banca del parque Salazar, hubo que detener la grabadora más de una vez. Atrás estaba su escultura: 121 contenedores de vidrio, de 121 centímetros de altura, rellenado con tapas de botellas de plástico. Enfrente, un conocido hotel. Precisamente de este edificio vendría la más singular de estas interrupciones: el portero de aquel lujoso alojamiento, ataviado en un impecable traje solicitaba, deteniendo amablemente la entrevista, que al culminar esta el artista se acercara al hotel, pues alrededor de 60 curiosos huéspedes estaban preguntando por esas piezas que se erguían frente a Larcomar. "Acabas de ver lo más increíble de esta obra. El proceso participativo es lo fundamental, el resultado es solamente un símbolo, una memoria, un documento, un testigo de algo que ya pasó. Esta es una experiencia de miles de personas", recalca Víctor tras acceder a la petición del conserje.

Primero fueron latas y ahora botellas...
En realidad todo empezó en España con las varillas de las máquinas barredoras de calles. Yo viajé allá a hacer un máster. Llegué a un entorno distinto, totalmente diferente a lo que yo estaba habituado. Eso te hace ver las cosas de otra manera. Con el tiempo fui domesticando e incorporando esos procesos, así aparece la primera recolección, pero además la primera red recolectora, porque mis compañeros del máster empezaron a ver algo que no habían visto. Entonces, como sabían que me gustaba, nada les costaba agacharse y recoger un poco de varillas para traérmelas. Eso los involucraba en el proceso.

¿Varía mucho la basura según el país?
Sí, cada país tiene desperdicios distintos y cada cultura tiene una manera de botar las cosas. Acá botan de todo a las calles, pero a la vez hay mucha gente que está buscando de todo. Hay competencia, y yo soy un amateur. Hay profesionales, gente que su vida entera gira en torno a la recolección. Los cachineros son una institución que yo respeto mucho. En España ves contenedores con muebles y cosas, y hay gente que las busca, pero no es un negocio.

Pero el objetivo de este proyecto, al margen del tema ecológico, es una cuestión meramente artística...
Claro, mi principal objetivo es la escultura. Lo que vino después no dependió de mí, sino de la gente. Y si la gente ve otra cosa en mi trabajo, pues qué fabuloso. Fue algo que noté a través de los niños y luego lo reflexioné y perfeccioné de alguna manera.

Reciclador es una palabra que no te gusta...
No soy un reciclador. Reciclar es transformar y las transformaciones de estos materiales son mínimas. Los materiales que estamos desechando como sociedad tienen características formales muy potentes. Sin hacerles nada, solamente cambiando las posibilidades de combinación, tienes un infinito de posibilidades. Por otro lado, si a los niños de los colegios que me han ayudado a recolectar las tapas les digo: vamos a jugar a hacer una escultura, y en el camino se dan cuenta de los pasos simples que se necesitan para separar su basura (aplastando las botellas para que ocupen menos espacio) y hacer algo más con ella, y además descubren que están reciclando, es mejor que eso salga de su parte y no de la mía. De esa forma la incorporación del concepto, la asimilación de la actitud, es más simple, más penetrante, además de divertida.

¿Esto tiene que ver con la estética relacional de la que hablaba Gustavo Buntinx, cuando participaste en una de las propuestas de Micromuseo?
Sí, esa es una teoría del arte contemporáneo que habla de la mezcla de distintas disciplinas, y entonces, desde el arte podemos estar hablando de ecología o medio ambiente, y provocando reacciones. Si realizas un proceso tan simple como separar esas botellas, va a venir un recolector (mi competencia), y en vez de tener que meter las manos a la bolsa, romperla y ensuciar todo, va a encontrar un tesoro. ¿Imagínate que llegues el lunes a tu oficina y la mitad de tu trabajo esté hecho? ¿Qué sentirías? Los recicladores viven de eso; es un trabajo digno, y nosotros podemos ayudarlos a que su trabajo sea más fácil.

Como en "No Fear", que presentaste en Vértice, se mantienen conceptos como transparencia y repetición, ¿a qué se debe?
A la música que escucho. Yo tengo una fascinación por Philip Glass, que es un músico minimalista. Y el minimalismo como movimiento artístico escultórico es algo que me fascina. Tengo esos referentes, aunque mi trabajo termina siendo también un poco barroco. Música repetitiva y acciones repetitivas te llevan a un estado de reflexión o trance. De allí salen productos como dices tú, que son secuencias repetitivas.

¿Qué viene?
Hay un par de proyectos más de este carácter, pero no quiero encasillarme ni quiero que me encasillen allí por una conveniencia. Lo más importante es concentrarme en preparar mi exposición para Lucía de la Puente en marzo. Es probable que tenga que ver con materiales reciclados, pero nada que ver con tapas (risas).

MÁS INFORMACIÓN
Inauguración: Lunes 19 de enero, a las 6:00 p.m. dónde: Parque Salazar (Larcomar).

PERFIL
NOMBRE: Víctor Castro
NACIONALIDAD: Mexicana
TRAYECTORIA: Castro tiene una maestría en Arte con especialidad en Educación y un máster en Museología en la Universidad de Valladolid. Para realizar la escultura que presentará en Larcomar hizo una campaña que involucró a amigos, vecinos, niños y público en general (toda una red recolectora), quienes le cedieron tapas de botellas de plástico. Con ellas rellenó los contenedores que ha dispuesto en el parque Salazar de MIiraflores.


notas de prensa, Perú 21- 13 de enero 2009 “Lo mágico de esta obra es que la gente se puso a reciclar”

Entrevista con José gabriel Chueca de Perú21
“Lo mágico de esta obra es que la gente se puso a reciclar”


Un millón de tapitas de plástico para una escultura que presentará la próxima semana en el parque Salazar es lo que ha reunido el artista Víctor Castro. Con el apoyo de diversas instituciones y de mucha gente, le pone belleza y salud al planeta. Más datos en soy-un-recolector.blogspot.com

Autor: José Gabriel Chueca


"Cuando me incliné por el arte, al principio no le gustó a mi familia. Sin embargo, después se dieron cuenta de que me divertía y me dejaron. Estando en la universidad, hice una performance que salió en el periódico y, con eso, mi mamá ya creyó que podía funcionar, recuerda. Conversamos en el parque Salazar, en Miraflores.

¿Qué performance fue esa?
Hacíamos performances cada semestre para... joder, para llamar la atención. Esa vez llamamos la atención sobre unos jardines que los estudiantes de la universidad usaban como ceniceros. A los niños ricos les divertía quemar las hojas. Lo que hice fue vestirme como planta y hacer unas colillas de cigarros gigantes y tirárselas a la gente. Y eso atrajo la atención de la prensa.

¿Cuándo y cómo empezó a recolectar cosas?
En España, en Valladolid, donde me fui con una beca. La forma en que me afecta estar en un lugar nuevo y diferente me interesa mucho. Hay cosas nuevas, cosas que uno no conocía. Por ejemplo, allá comía mucho atún y las latas eran chiquitas, no como las de aquí, que son grandes, y eran ¡doradas! En vez de botarlas, las lavaba y las ponía en mi librero. Y en la calle –entre las piedras, Valladolid es una calle con muchas calles empedradas– había unas varillitas de fierro, medio oxidadas. También me puse a recolectarlas. Mis amigos me preguntaban por qué las juntaba y yo decía que no sabía, que podían servir para algo. Y, así, ellos empezaron a juntarlas y a entregármelas. Así nació mi primera red recolectora.

¿Qué eran esas piezas?
Lo supe antes de irme. Eran las cerdas de los cepillos de estas máquinas barredoras que se usan para limpiar las calles y que se quedaban atracadas entre las piedras. Empecé a usarlas para hacer dibujos tridimensionales. Me puse a dibujar cigüeñas. La ciudad estaba plagada de estas aves, que son enormes. Bien lindo.

¿Cómo llegó al Perú?
En España conocí a mi esposa, que es peruana. Nos fuimos primero a Madrid y, en 2004, decidimos venir al Perú.

Dígame, ¿en qué consiste su proyecto actual?
Primero empecé a reunir latas, para mi primera muestra en Lima. Al final de eso, me llamaron la atención las tapitas de plástico. Como ya había formado redes de amigos que me ayudan recolectando cosas, simplemente les dije que ahora juntaba tapitas. Hay mucha gente a la que le gusta formar parte de esta cosa. Puede parecer absurdo y que, al final, solo sirva para verlo y decir “qué loco”. Pero las personas se sienten parte de este objetivo.

¿Quiénes lo han ayudado?
Mucha gente, muchas familias y colegios, que antes me habían ayudado a recolectar latas, pasaron a ayudarme a recoger las tapitas. Y todos estos colaboradores son parte del proceso, que es parte de la pieza que construyo. Es más, la obra es el proceso. Por esa razón abrí el blog (soy-un-recolector.blogspot.com), para que la gente viera lo que estaba haciendo. Un socio importante que encontré es el Movimiento Nacional de Recicladores del Perú, que también me ha ayudado con las tapitas.

¿Lo hace para reciclar?
Lo mágico, que nunca planeé y que la gente detecta, es “oye, estamos reciclando”. Las personas han comenzado a clasificar la basura e, inclusive, a compactarla. Yo les digo que si no tienen tiempo de llevarla al supermercado, pueden dejarla separada en otra bolsa con el resto de la basura. Los que recogen la basura harán el resto. Es como si uno ayudara con el trabajo. Lo otro es que ellos reciclan porque yo no reciclo. Yo uso otra vez las tapas.

¿Cómo se llama la obra que presentará la próxima semana en el parque Salazar, en Miraflores?
La obra se llama 121 contenedores. Son 121 módulos de vidrio, de 121 centímetros de altura, cada uno con 7,700 tapitas, aproximadamente. Es una escultura social porque unió a mucha gente. ¿Componente estético? La cantidad en sí ya es una cualidad, ya es impactante. Pero también hay belleza en el objeto. Me gustaría que la gente piense, al ver estas tapitas, en la cantidad de aire que hay en cada respectiva botella. Al final, lo que busco, sobre todo en el espectador, es que empiecen a decir monosílabos: “¡Ah!”, “¡oh!”, “¡uh!”.

20 ene 2009

GRACIAS A TODOS!

Muchas gracias a todos nuestros amigos que fueron ayer a la inauguración
fue un gran evento.
Gracias a nuestros patrocinadores, por permitirnos presentar un evento de esta naturaleza.
Muchas gracias a todos mis amigos que trabajaron en el montaje conmigo, haciendo realidad este sueño.
Gracias a los recolectores por poner el material necesario y permitir se dieran otros diálogos.

los invitamos a visitar la pieza en el Parque Salazar