Familias enteras fueron partícipes de la fiesta y propuestas del Pepena Fest
ALONSO FRAGUANiños, jóvenes y adultos fueron parte de la reflexión, el juego y el arte generados por el Pepena Fest, primer festival de reciclaje creativo que durante dos días acercó a miles de personas a las decenas de propuestas alternativas de reuso y tratamiento de basura que se dieron lugar en el Centro cultural Xelhua de San Pedro Cholula.
Ya fuera a través de talleres, conferencias, piezas artísticas o productos hechos a partir de material aparentemente inútil, los asistentes coincidieron en que la importancia de actos como éste sobre todo para inculcar en los niños la conciencia sobre temas medio ambientales.
Aunque la petición popular fue que el acto no se celebre una sola vez al año sino todas las posibles, la intención de organizadores y artistas convocados fue clara: que la gente se apropie de los proyectos específicos y que reproduzca lo observado en el festival en sus propias casas y sus actos cotidianos.
Un ejemplo concreto de lo anterior es la obra del escultor mexicano radicado en Perú Víctor Castro quien vinculó a la comunidad poblana en la creación de una pieza modular construida a partir de botellas de PET rellenas de las tapas roscas que la propia gente recolectó para la obra. Lo que Castro logró fue, en primer lugar, hacer que la gente se considerara parte del proceso creativo y en segundo propiciar que cada individuo se diera cuenta de lo sencillo que puede ser el tratamiento de estas botellas.
“A mí me preocupa y me llama la atención que muchas veces el discurso medio ambientalista de las personas involucradas es dramático, desesperanzador. De hecho la situación es dramática pero con el discurso serio asustas a la gente. Entonces mi planteamiento es diferente. Es ‘vamos a jugar’. Vamos a hacer arte y ver qué pasa con la voluntad de todos. Y al final se crea una costumbre”. En el camino, cuenta Castro, sin que el haga comentario alguno, las personas se dan cuenta de que están contribuyendo al proceso de reciclaje o reutilización de productos.
Con más de 2 mil taparoscas, el escultor logró construir una pieza modular que desde el sábado 14 reposaba en un poste afuera del Centro Xelhua. Sin embargo la obra no ha sido terminada. El mayor deseo del artista es que la gente de Cholula genere sus propias iniciativas de recolección y que esa escultura siga creciendo hasta alcanzar proporciones monumentales.
Así como Castro, muchos de los talleristas y artistas plantearon una dinámica lúdica que interesó sobre todo a los niños. Ése fue el caso de Ksant, personaje enmascarado que busca que los pequeños aprendan a trabajar con papel periódico y otros materiales de reuso para elaborar máscaras con motivos mexicanos. Además de la reflexión ambiental, lo que el enmascarado pretende es recobrar y revalorar el uso de las artesanías nacionales.
Pero no sólo los objetos concretos fueron utilizados para impresionar a los asistentes. Las artes escénicas fueron parte importante del Pepena durante el primer día cuando Ricardo Medel Peregrina se convirtió en el espíritu errante del festival. Cubierto de pintura blanca y vestido con harapos, Medel Peregrina deambulaba por los pasillos con su performance, altavoz en mano, y lanzando preguntas a la audiencia sobre su participación en el cambio que el planeta necesita.
Aunque la respuesta a las preguntas del artista nunca llegaron, los niños seguían concentrados en aprender sobre sillones hechos con botellas de plástico, esculturas con pelusa y decenas de opciones creativas similares.
Cambiando el chip
A cada persona que se le preguntaba su opinión sobre el acto, la respuesta era muy similar. Adjetivos como interesante, divertido y necesario no dejaban de ser repetidos. Familias enteras que se acercaban a los talleres sobre composta, papel maché, arte con corcholatas, mencionaba la falta de una cultura ambiental en México y la necesidad de reproducir estas conductas entre sus semejantes.
Para la coordinadora de la parte audiovisual, Gabriela Domínguez, el objetivo del Pepena Fest fue y es “cambiar el chip” de la gente con respecto a sus hábitos de consumo y la forma de ver la basura. Y si se atiende a los comentarios de los asistentes, este chip no está lejos de ser reprogramado, al menos en pequeña escala.
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